domingo, 15 de noviembre de 2009

El Chorro

Hola a todos, después de unos días de descanso hemos retomado la actividad senderista.

El día 15 de Noviembre fuimos (Ana, Leandro, Raquel y yo) a ver el famoso Chorro y el Caminito del Rey (el Desfiladero de los Gaitanes) en Alora.

El día era inmejorable para la ocasión, 23,5 ºC de media (algo impropio de la fecha en la que estamos), día despejado y con un poco de viento (lo cual hacía que se hiciese más llevadero el paseo).

Por el camino pudimos ir viendo desde el coche el Embalse del Conde de Guadalhorce, el de Guadalteba y el del Guadalhorce, la verdad que todo era precioso, combinaban perfectamente multitud de escalas de verdes y azules haciendo un paisaje digno de cualquier postal.

Aunque nos hubiese gustado que hubiese llovido más, ya que este tipo de superficies tocan su esplendor cuando la lluvia ha acompañado previamente, los pantanos tenían un volumen de agua considerable y la vegetación aún estando bastante seca nos ofrecía imagenes tales como la de la foto.
Despúes de bordear el embalse del guadalhorce a través de una presa que rezaba en un atril que había sido construida en el año 1921 e inaugurada por Alfonso XIII y que aún hoy se mantiene en un magnífico estado de conservación y con una gran belleza arquitectónica, comenzó nuestra ruta.

Retomando el camino original de presa hacia el Chorro, nos adentramos por un angosto y oscuro túnel hecho a mano cuyas medidas eran las justas para poner atravesarlo erguido pero que conforme te ibas adentrando ibas agachándote porque daba la sensación que te darías con la cabeza en el techo y eso sí, el viento soplaba fuertemente en su interior así que una nube de polvo invadía el pasadizo haciando más dificil si cabe poder ver de forma turbia la luz de salida que era nuestra guía; el túnel constaba de unos cientos de metros de longitud pero os aseguro que parecieron kilómetros, cosa que hizo que fuera una experiencia única.
Normalmente los senderistas van preparados con sus linternas y demás, pero nosotros nos fuimos guiando solamente por la luz que había al final del túnel y nunca mejor dicho.

Seguidamente nos adentramos en un sendero de unos cientos de metros que nos llevaría hasta uno de los accesos al Caminito del Rey, que actualmente está cerrado su acceso pero que aún así muchisima gente sin conciencia del peligro que ello conlleva o simplemente amantes del peligro, que haberlos los hay ya que en este mundo hay cabida para todos; este sendero nos permitió ver algunas aves menores como mirlos y vencejos junto a las aguas de los embalses, pájaros carpinteros que hacían que su repiqueteo sobre los troncos sonara como una música de fondo, alguna que otracabra montesa que se asomaba desde los picos más altos de la zona y sobre nuestras cabezas volando podíamos apreciar la silueta de un majestuosos e imponente buitre leonado y en los embalses había un gran número de carpas y patos; la verdad, es que con un poco de paciencia se podían apreciar una gran diversidad de fauna y flora mientras el aroma a pino envolvía toda la zona.


Al final del sendero llegamos al acceso al Caminito de Rey, una puerta bloqueaba el acceso, pero aún así se podía ver personas con equipos de escalada jugándose la vida en ese estrecho pasillo. Desde nuestro punto de vista ya era impresionante ver como a lo largo de la ruta iban faltando trozos de repisa y como el tiempo no había pasado en vano para esos oxidados hierros que daban la sensación de que no aguantarían ni el peso de una pluma.

Ya que con palabras seguro que me quedo corto, os pongo un vídeo a continuación para que veais lo que os intento explicar.



Al mediodía paramos en el embalse a comer algo y aprovechando la ocasión Leandro nos introdujo en el arte de la pesca aunque si me llegais a ver lanzar la caña lo de "arte" era sólo un decir. La jornada de pesca no fue fructífera pero pasamos un buen rato y nos abrió el camino de futuras experiencias pesqueras.

Por último, pero no menos importante, nos dirigimos al otro punto de acceso del Caminito del Rey, cogimos el coche y despues de un breve paseo lleno de curvas y un bonito paisaje llegamos al tan ansiado Chorro. El estado del río era desalentador, sólo había un pequeño hilito de agua que discurría entre un enorme río de aridez y grietas en la tierra.
Nos dirigimos así hacia un puente por donde transcurre la vía del tren y que atravesando un par de túneles, con la precaución adecuada ya que los trenes pasan por allí constantemente, nos mostrarán la imagen más llamativa de la excursión.

Para mi sorpresa, la profundidad del lugar es sobrecogedora, justo enfrente de nosotros hay un grupo de escaladores trepando por una pared totalmente vertical de roca caliza, como si de un rocódromo se tratara, que producía una gran sensación de vértigo nada más mirarla. Al poco tiempo de estar allí observando dicha postal, volvimos por donde habíamos accedido sin cruzarnos con el tren por suerte porque eso también tenía que ser una sensación bastante fuerte.



La visita al Chorro es una experiencia única que hasta ahora no puedo comparar con nada conocido por mí, así que si os animais deberíais visitar este lugar que tiene algo especial encerrado entre sus grutas, pasadizos y altitudes.

Como despedida, aqui teneis un bonito paisaje de la zona.













Un saludo.

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